SIGUEME

SIGUEME EN Siguenos en Facebook CONTACTO email

5 de enero de 2010

En búsqueda del Pato torrentero

Lo inaccesible y recóndito de su hábitat lo convierten en una auténtica joya.

Argentina es un país tan grande como impresionante, con grandes contrastes de clima y ecosistemas, desde los bosques subtropicales del norte hasta los Glaciales y la Tierra del Fuego en el sur y por lo tanto es un destino casi obligado para los amantes de la naturaleza. Desde este blog iremos mostrándoos poco a poco algunos de sus secretos más preciados.

En la parte norte del Parque Nacional de Los Glaciales tenemos algunas de estas joyas. En concreto dos anátidas tan hermosas como difíciles de localizar y observar. Los patos torrentero y de anteojos. Antes tenemos que llegar a la población de El Chanten. Es el asentamiento humano más joven de Argentina, al crearse en 1985 con el único objetivo de ganar la partida a Chile y así poder reclamar los derechos sobre su tierra.

Así que como os imaginaréis los servicios existentes son bastantes escasos. Aquí hay una gasolinera. La única en varios cientos de kilómetros a la redonda. Así que no es ninguna broma, el contar con la posibilidad, de que en domingo se encuentre cerrada.

Evidentemente este dato tan “vital” nosotros lo desconocíamos. Con la imaginación absorta con la avifauna local y los espectaculares paisajes que nos esperaban en este Parque Nacional nos acercamos este día de la semana desde Calafate. Nuestra furgoneta-todo terreno (a la fuerza) consumía combustible de una forma exagerada y los 220 kilómetros que nos separaban condicionó y mucho nuestra expedición. Y es que cuando llegamos por la mañana la gasolinera la abrían sólo un par de horas al mediodía, por lo tanto, tuvimos muy poco tiempo para buscar nuestro objetivo a riesgo de encontrarnos la gasolinera cerrada y tener que mendigar a lo Mad Max unos cuantos octanos de combustible para poder volver.

Contábamos con unas pocas e irrisorias indicaciones. Debíamos de buscar una pequeña cascada en un lugar petado de cascadas. Llegamos en plena nevada a un lugar increíble, con grandes rápidos, bosques frondosos y paredes verticales. Donde las águilas mora (Geranoaetus melanoleucus) cicleaban para coger altura. Los duros inviernos y la nieve abaten muchos árboles y las ramas de algunos de estos infortunados son utilizados por el pequeño Caburé austral (Glaucidium nanum) como posadero.

En un pequeño recoveco junto al río sorprendimos a una familia de Cauquen real (Chloephaga poliocephala) y en un pequeño meandro al abrigo de las raices encontramos una de nuestras anátidas objetivo. Una familia muy desconfiada de Patos de anteojos (Anas specularis) que levantaron el vuelo al menor movimiento.

Cauquen real

Pato de anteojos

Parecía que el poco tiempo que nos quedaba y lo abrupto del terreno nos iba a privar de nuestro bimbazo. Así que ante nuestra desesperación utilizamos el plan “B”. Preguntar a los pescadores enseñándoles las guías… y dimos con el apropiado. Nos dió un vuelco al corazón cuando nos indicó el sitio exacto de una pareja de torrenteros, muy cerquita de donde nos encontrábamos.

Las guías apuntan a su carácter desconfiado. A la mínima levantan el vuelo y se alejan por el curso del río a lugares inaccesibles. Así que nos procuramos unos buenos oteaderos y escondidos empezamos a esperar con mucha paciencia. Decidimos abrirnos para cubrir una zona más amplia y nuestra sorpresa fue mayúscula cuando Jose Ardaiz vino apresuradamente a por el material fotográfico. ESTÁN AHÍ.

Una pareja de Patos torrentero (Merganetta armata) extremadamente CONFIADOS. Una colorada hembra junto a su macho. Los tuvimos a menos de diez metros mientras nadaban con increíble habilidad contra corriente y buceaban para capturar pequeños insectos acuáticos que viven bajo las piedras. Después de cada inmersión se subían como levitando a una roca y desde allí sumergiendo la cabeza buscaban sus pequeñas presas. Tan hermosos como confiados. Un ave muy amenazada tanto por la contaminación de los ríos como por la caza. Después de ver a que distancia los teníamos no dudamos ni un instante de ello.

Después de “alucinar” con estas hermosas aves Jose Ardaiz, Jose Portillo, Gorka Gorospe, Oscar Llama, Oscar Gutiérrez y el menda nos marcamos un nuevo objetivo. El Chorlito magallánico (Pluvianellus sociales). Un ave que de por sí ya es una sola familia. Pero eso es otra historia.

Un saludete

Gorka Ocio







3 comentarios:

Ernesto Villodas dijo...

Precioso regalo de reyes. Gracias Gorka

Karmelo de Dios dijo...

Estreno tan grande como el que lo ha escrito.
Enhorabuena y bienvenido Gorka al mundo ACO.
Por cierto, que buenos recuerdos de la tierra patagónica y qué envidia por el Pato de Anteojos, que a mi se me escapó.

Javier Cañadas dijo...

Nosotros el Pato Torrentero lo vimos en Venezuela, en un entorno bastante diferente al de Patagonia.
Preciosas fotos Gorka.